Al menos 15 personas murieron hoy en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) en dos ataques atribuidos a los rebeldes ugandeses de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), confirmó a Efe el Ejército congolés.
Los atentados ocurrieron en las localidades de Mazingi y Eringeti, en el territorio de Beni, dijo a Efe por teléfono el portavoz de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), comandante Mak Hazukay.
El primer ataque acaeció de madrugada en Mazingi y causó catorce civiles muertos, precisó Hazukay.
«Nos informaron tarde y el enemigo ya había huido. Nuestras fuerzas sobre el terreno están tratando de restaurar la confianza y perseguir a estos atacantes», señaló el portavoz militar, al explicar que los asaltantes fueron casa por casa y atacaron a los lugareños con arma blanca.
«Es horrible este modo de matar. Esto significa que (los atacantes) ya no tienen la fuerza para enfrentarse al Ejército», subrayó Hazukay, quien cree que los rebeldes «tienen los días contados».
El segundo ataque tuvo lugar más tarde en Eringeti, donde murió un pastor, si bien el portavoz puntualizó que no dispone de «suficiente información» sobre ese acto violento.
Estos dos ataques se produjeron en un momento en que la situación de seguridad en el territorio de Beni parecía volver a la normalidad.
Ante la imposibilidad de contener los ataques y el creciente descontento de la población, el Ejército y la misión de la ONU en RDC (Monusco) decidieron el pasado mes coordinar sus operaciones contra los grupos insurgentes que castigan la zona.
El pasado noviembre, de hecho, cientos de personas saquearon la sede de la Monusco en Beni en protesta por su «pasividad» ante las incursiones letales de los rebeldes ugandeses, que en el último mes de 2019 provocaron la muerte de más de 150 civiles.
Las ADF empezaron su campaña violenta en 1996 en el oeste de Uganda como contestación política al régimen del presidente ugandés, Yoweri Museveni, pero la presión militar forzó su repliegue a la frontera con la RDC.
Desde allí efectúan incursiones en Kivu del Norte, sobre todo para saquear y lograr aprovisionamientos.
Su programa es difuso, más allá de una posible conexión con la organización yihadista Estado Islámico (EI) y un repetido «modus operandi», consistente en atacar y ocultarse gracias a una geografía montañosa.
El noreste de RDC lleva años sumido en un largo conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército regular, todo ello bajo la supervisión de Monusco, que tiene desplegados más de 18.000 efectivos en el país.
La situación de inseguridad dificulta también la respuesta al brote de ébola que afecta a las provincias de Kivu del Norte e Ituri desde agosto de 2018 y que ya ha causado 2.240 muertos, de acuerdo con los últimos datos oficiales.
con información de Efe