En los primeros doce días del año muchos guatemaltecos creen en las Cabañuelas y su relación con el comportamiento del clima que se observará durante el año nuevo, que en este caso es el 2025. Esto se trata de técnicas para predecir el clima, que hacen uso de formas tradicionales de observación de aspectos como la dirección del viento, comportamiento de animales y nubes.
¿Qué son las cabañuela?
El término “cabañuelas” hace referencia a las técnicas que utilizan los agricultores desde hace décadas para analizar las condiciones atmosféricas para asignar los tiempos de cosecha y cultivo.
De acuerdo con Walter Gálvez, historiador, la tradición oral indica que las cabañuelas se originaron en España, durante la “Fiesta de los Tabernáculos”, en donde los judíos hacían ritos para predecir el tiempo, recordando los 40 años que su pueblo caminó en busca de la tierra prometida.
En algunas variaciones, los días del 13 al 24 de enero se interpretan en sentido inverso para complementar la predicción climática.
¿ Cómo se calcula?
Las cabañuelas son un método tradicional para predecir el clima del año observando los primeros días de enero. El procedimiento clásico asigna a cada uno de los primeros 12 días de enero un mes del año: el 1 de enero representa enero, el 2 de enero, febrero, y así sucesivamente hasta el 12 de enero, que simboliza diciembre. Durante estos días, se registran las condiciones atmosféricas como temperatura, nubosidad, viento o lluvia.
Para complementar el análisis, del 13 al 24 de enero se interpreta en orden inverso. Es decir, el 13 de enero representaría diciembre, el 14 de enero noviembre, y así sucesivamente hasta regresar al 24 de enero, que simboliza enero. Esta segunda observación se utiliza para contrastar o confirmar las predicciones iniciales.
Algunas variantes incluyen observar los días 25 al 31 de enero, donde cada uno simboliza un bimestre del año. En este caso, el 25 de enero representaría enero-febrero, el 26 marzo-abril, y así sucesivamente, aportando un panorama más general. Esta extensión permite ajustar las predicciones y buscar patrones más amplios en las condiciones climáticas.
El análisis final combina las observaciones realizadas durante todo el mes, integrando las señales registradas en los diferentes periodos. Aunque las cabañuelas son consideradas una práctica empírica y carecen de sustento científico, su uso sigue siendo relevante en contextos agrícolas como una herramienta tradicional para planificar cosechas y cultivos.