Centenares de manifestantes se concentraron este viernes a las puertas de la Gran Mezquita de Husein, en el centro de Ammán, para pedir al Gobierno jordano que cancele un convenio para importar gas natural desde Israel firmado en 2016 por valor de 10.000 millones de dólares.
Después del rezo musulmán del viernes, centenares de manifestantes alzaron pancartas y cantaron consignas de «No al gas del enemigo» o «no traicionaremos a nuestra patria», al tiempo que pidieron la revisión de todos los acuerdos con Israel, incluido el acuerdo de paz de 1994, que normalizó las relaciones entre ambos países.
Estas manifestaciones se producen después de que el presidente del Parlamento jordano, Atef Tarawneh, anunciara que el próximo domingo se celebrará un debate en el Legislativo sobre el proyecto de ley nombrado «la ley de anulación del gas israelí», después de que Jordania empezara a bombear gas israelí a principios de mes a modo de prueba.
La empresa pública jordana National Electrical Power Co. (NEPCO), anunció el pasado 1 de enero que empezaría a realizar «bombeados de prueba» de gas natural a lo largo de los próximos tres meses desde el campo de Leviatán, una de las mayores reservas del mundo, situado en la costa mediterránea israelí.
Tras el anuncio, cuando Jordania empezó a bombear gas israelí, miles de personas mostraron su rechazo y el Parlamento jordano decidió debatir sobre una ley que prohíba la importación de gas desde Israel, que algunos diputados consideran «robado de un campo mediterráneo palestino».
En 2016, la NEPCO firmó un convenio de quince años de duración con la estadounidense Noble Energy para importar gas natural desde el campo de Leviatán por un valor de unos 10.000 millones de dólares.
En aquel momento, el Ejecutivo justificó este convenio con el argumento de que satisface un interés económico nacional, ya que le ahorra a Jordania cerca de 300 millones de dólares anuales en coste energético, lo que podría traducirse en una reducción de los precios de la energía para el consumidor.
El acuerdo ha sido rechazado categóricamente por un amplio espectro de partidos opositores, así como por formaciones políticas progubernamentales y sindicatos, que citan a la normalización de las relaciones con Israel como el principal objetivo de este convenio.
A pesar del tratado de paz, las relaciones entre Jordania e Israel siguen tensas. Amplios sectores de la población jordana piden la expulsión del enviado de Tel Aviv y el cierre de Embajadas debido a la política de Israel hacia los palestinos, muchos de los cuales están refugiados en Jordania desde hace décadas. EFE