“El uso de la mascarilla seguirá siendo obligatorio, específicamente, en los transportes públicos, donde hay una mayor proximidad entre las personas”, dijo el primer ministro, Jean Castex.
Sin embargo, desde principios de febrero se eliminó su obligatoriedad en los lugares cerrados, salvo en aquellos lugares donde no sea posible mantener su distancia de seguridad.
El primer ministro indicó que la relajación de las restricciones responde a la mejora de la situación sanitaria, con un caída en picada de la incidencia de la pandemia. Y debido a las restricciones impuestas en diciembre del año pasado.
Autoridades francesas reportaron una caída de la incidencia del 30 por ciento en una semana, y esto permitió al Ejecutivo ser optimista en la fecha fijada.