A la tercera va la vencida. El Guastatoya, que disputó este domingo su tercera final, logró por fin el primer título de su historia tras vencer por 2-0 a Xelajú con dos goles de dos de sus figuras, Jorge Vargas y Freddy Orellana.
Bajo un calor incesante que obligó a los jugadores a refrescarse e hidratarse continuamente con breves parones que la afición local aprovechaba para animar a los suyos al grito de «sí se puede», los pecho amarillo escribieron con una pluma de oro un nuevo capítulo en el libro de su corta vida, que empezó a ver la luz en el año 2010.
Desde que ascendieron a la liga mayor hace cuatro años, en 2014, habían disputado dos finales. La de este domingo era la tercera y todo estaba predestinado para que el monarca del Torneo de Clausura fuera un equipo revulsivo que a las órdenes de Amarini Villatoro, un abogado y notario de profesión, ha logrado lo impensable.
Salieron con fuerza e intensidad los dos equipos. El empate del partido de ida hacía que Guastatoya y Xelajú estuvieran unidos por un mismo propósito, la victoria. Pero los locales fueron poco a poco tomando la iniciativa, adueñándose del esférico y creando ocasiones de peligro, que acechaban al portero de los chivos, José Carlos García.
Tanta era la presión que al minuto 23 llegó el primer tanto del partido. José Márquez metió un pase magistral para que Vargas, solo en el mano a mano con el arquero, enviara el balón al fondo de la red.
Este gol desató la euforia en el estadio David Cordón Hichos y Vargas se convirtió en el nombre que coreaba la grada. Ya lo había hecho en el partido de ida, cuando dio un pase de oro para que Ángel Rodríguez, un hondureño nacionalizado guatemalteco, pusiera el empate 1-1 en casa del Xelajú.
Dicen que los jugadores importantes aparecen en los momentos claves. El joven centrocampista, de 25 años, lo hizo de nuevo este domingo. Era su partido 82 en la máxima categoría y su gol número 20.
Un tanto que empezaba a saber a victoria pero que no bastaba. La presión continuaba y el portero chivo empezaba a ser la salvación. Pero con la entrada de los últimos 45 minutos el Xelajú, del exseleccionador nacional Wlater Claverí, aumentaba su presencia y sus ocasiones.
Guastatoya tenía opciones en sus contragolpes, pero le fallaba definición. Pero al 87 volvió a ver la puerta. Orellana, que había entrado al 65, recuperó un balón en la defensa del Xelajú y con un remate extraordinario puso el 2 a 0 definitivo. Era también su tercera final con el Pecho Amarillo.
Tras el encuentro, ‘el Chucho’ Orellana, que forma parte del conjunto oriental desde su ascenso a la liga mayor, dio las gracias a toda la plantilla por el esfuerzo y dijo que su gol es para toda la afición que los apoyado en momentos difíciles: «Todo sacrificio tiene su éxito y gracias a Dios se me dieron las cosas. Y no solo a mí, sino a Guastatoya».
Después del pitido final, la plantilla al completo hizo una rueda en el centro del campo para realizar una oración de agradecimiento con su técnico al frente. Y es que él también forma parte de la historia.
Es el segundo entrenador guatemalteco que gana un título de liga con un equipo departamental en toda la historia y es el segundo más joven en ganar un campeonato, con 37 años, solo por detrás de Roberto Chávez Lizano, que con 28 años alzó a Xelajú a lo más alto.
El municipio que lleva el mismo nombre del equipo, que en el idioma nahual significa «punto donde acaba el frío y empieza el calor», se ha convertido este domingo en el epicentro de una fiesta que empezó con la vuelta del honor al estadio y que continuará por las calles, que tardarán mucho en olvidar.