El líder norcoreano, Kim Jong Un, visitó China de domingo a miércoles en una visita no oficial, en la que confirmó su compromiso por desnuclearizar la península coreana y sostener conversaciones con Corea del Sur y Estados Unidos, según reportó el miércoles la agencia de noticias estatal Xinhua.
Kim fue recibido con gran pompa en Pekín, una señal de la voluntad de acercamiento entre los dos aliados históricos antes de la cumbre prevista entre el dirigente norcoreano y el presidente estadounidense Donald Trump.
China confirmó la visita secreta hasta el miércoles de madrugada cuando Kim ya había regresado a su país en tren, y distribuyó fotos del líder norcoreano con el presidente chino, Xi Jinping, dándose la mano frente a las banderas de ambas naciones.
La agencia reportó que Kim y su esposa Ri Sol Ju asistieron a una ceremonia solemne y a un banquete ofrecido en su honor en el Gran Palacio del Pueblo en la plaza Tiananmen.
«Sin duda, mi primera visita al extranjero [debía ser] a la capital china», dijo Kim, según unas declaraciones difundidas por la agencia de prensa oficial norcoreana KCNA. «Es mi deber solemne», agregó.
Los expertos señalan que Kim habría tenido la necesidad de dialogar con su tradicional aliado antes de su encuentro planeado con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y el mandatario estadounidense.
La medida diplomática de Corea del Norte se presenta en un año de inusuales provocaciones al realizar su prueba nuclear más potente hasta la fecha, así como tres pruebas de misiles balísticos intercontinentales con la intención de alcanzar a Estados Unidos continental.
Los desarrollos se interpretaron como un acto de desesperación por parte de Corea del Norte para salir del aislamiento y mejorar su economía, que está sujeta a fuertes sanciones.
China es el único gran aliado de Corea del Norte y su principal proveedor de energía, ayuda y comercio que mantiene a flote a su castigada economía.