Millones de familias chinas celebran hoy la festividad del «Dios de la Cocina», una tradición milenaria que tiene lugar cada año una semana antes del Año Nuevo Lunar y en la que los chinos preparan platos típicos y bebidas en ofrenda a esta divinidad.
Esta tradición procede de una antigua leyenda china que cuenta que, cada año por estas fechas, el también llamado «Dios de los Fogones» informa a su superior, el emperador de los dioses, sobre las bondades y defectos de cada familia, por lo que los chinos le brindan ofrendas para lograr informes positivos y bendiciones para el nuevo año.
Las celebraciones, conocidas como las del «Pequeño Año Nuevo», comenzaron el jueves en la zona norte del país mientras que en las regiones del sur arrancan hoy.
Varias cadenas de televisión y portales de internet retransmitieron anoche las primeras galas, protagonizadas principalmente por artistas de música folk, al tiempo que comenzaban los primeros espectáculos de fuegos artificiales en las calles de todo el país.
La fiesta del «Dios de la Cocina», preludio del Festival de Primavera que es equivalente a la Navidad occidental, es aprovechada también por muchas minorías étnicas en China para celebrar sus propias tradiciones y cultura.
La etnia de los Tu, un grupo que habita en su mayoría en la provincia noroccidental de Qinghai, fronteriza con el Tíbet, organizó el jueves un concurso en el que participaron casi 90 familias para elegir el mejor bollito cocinado al vapor, un tentempié típico en el país asiático.
Más al norte, en la Región Autónoma de Mongolia Interior, los pueblos étnicos se visten con sus trajes tradicionales, cocinan carne de cordero hervida y preparan una sopa en honor a este dios.
Según la tradición cultural china, el «Dios de los fogones» regresa del cielo a la tierra la noche del Año Nuevo Lunar, que este año se celebrará el próximo 16 de febrero, por lo que los sacrificios y ofrendas que empezaron ayer durarán una semana hasta que vuelva.
En la última semana del año saliente, los chinos aprovechan además para limpiar sus casas, decorarlas con recortes de papel, cantar y escribir bendiciones y cocinar los platos que degustarán en la última cena del año y la primera comida del próximo. EFE