Quetzalcóatl, Kukulkán para los mayas, la serpiente emplumada es una pieza fundamental para entender los mitos mesoamericanos. Señor del viento, la creación y la claridad, los mexicas le atribuían la invención del lenguaje, la agricultura, la religión, el arte y las expresiones que construyen la cultura humana.
Entramos a la mítica Tula, llena de abundancia provee a sus habitantes de todo lo que necesitan para vivir en plenitud. Las cosechas crecen de tamaños inimaginados, los minerales se extraen en grandes cantidades, aves de todos los tamaños y colores sobrevuelan sus templos y palacios.
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Quetzalcóatl, gobernante y sumo sacerdote, es la encarnación de la fuerza creadora. Es por él que el mundo rebosa en fertilidad y en vida. Por un lado, Quetzalcóatl es un hombre sabio, partidario de las ofrendas pacíficas; por otro, es la deidad de la claridad y la luz, gemelo y opuesto de Tezcatlipoca, Señor de la oscuridad y los caprichos del destino.