Hay pocas profesiones que despierten tanto interés como la de ser astronauta, y pocos reconocimientos con más prestigio que el que otorga recibir un Premio Nobel. Siendo esto así, ¿renunciaría un científico galardonado con este premio a su carrera a cambio de convertirse en astronauta?
Esta es la pregunta que realizaron dos astronautas que se encuentran actualmente en la Estación Espacial Internacional (EEI) a tres Premios Nobel durante una conversación organizada por la Agencia Espacial Europea (ESA).
La conversación fue uno de los eventos organizados en Estocolmo con motivo de la Semana de los Premios Nobel, que culminará el 10 de diciembre con la ceremonia de entrega.
PROFESIONALES RECONOCIDOS EN SUS RESPECTIVAS ÁREAS
Luca Parmitano, en su segundo viaje a la EEI y actual comandante de la misma, participó en la conversación desde la estación a 400 kilómetros de la Tierra junto con Jessica Meir, que trabaja allí como ingeniera en la desde septiembre de este año.
Desde Estocolmo contactaron con ellos Didier Queloz y Michel Mayor, astrónomos suizos que han recibido el Premio Nobel este año por su descubrimiento en 1995 del primer exoplaneta que orbitaba una estrella similar al Sol.
También participó Stanley Whittingham, Nobel de química por su contribución al desarrollo de baterías de iones de litio, que actualmente se utilizan por ejemplo en teléfonos móviles.
COMBINAR EL TRABAJO PARA SEGUIR INVESTIGANDO
Ambos descubrimientos están directamente relacionados con el trabajo que se lleva a cabo en la EEI, que recientemente ha cambiado sus baterías anteriores por la invención de Whittingham.
«Tienen una ventaja enorme, hemos sustituido dos baterías antiguas por una nueva, que además vamos a poder usar durante 10 años en vez de 6 años», explicó Meir durante la conversación.
Para ella, bióloga marina además de astronauta, las nuevas investigaciones sobre exoplanetas de científicos como Queloz y Mayor podrían abrir un mundo de posibilidades a la hora de detectar vida fuera de la Tierra.
«Seríamos ingenuos si pensáramos que, al menos desde un punto de vista estadístico, no hay vida en otros planetas», afirmó.
«Pero lo que nos ha enseñado la biología marina es que esta vida puede tener una base diferente, puede ser algo completamente distinto de lo que esperábamos.»
EL FUTURO DE LA EXPLORACIÓN ESPACIAL
Parmitano también animó a los jóvenes a seguir preguntándose cómo funciona el mundo. «Aquí arriba nos encanta encontrar respuestas, pero cada vez que lo hacemos aparecen diez preguntas más», bromeó.
«Lo más importante es alimentar esa curiosidad, no se debe aceptar un hecho tal cual, hay que cuestionárselo todo», dijo.
El trabajo de los tres científicos ha contribuido en gran medida a las investigaciones que se hacen, tanto desde la Tierra como desde el espacio, sobre lo que se esconde más allá de nuestra órbita.
Un trabajo al que, respondiendo a la pregunta de los astronautas, ni Mayor ni Whittingham renunciarían por ir al espacio. Queloz, sin embargo, no lo duda y responde rápidamente: «Lo haría. No hay nada que prohíba a un astronauta ganar un Premio Nobel, ¿no?». EFE