Los autores reconocen que el estudio tiene limitantes, principalmente porque los participantes fueron en su mayoría mujeres blancas maduras, con un nivel de educación alto y miembros de una clase socioeconómica relativamente alta. Los investigadores resaltan que este perfil podría representar el tipo de persona más propensa a escoger un cuidado a largo plazo, a pesar del impacto emocional y financiero. Además, solamente cerca de un tercio de los encuestados son dueños de gatos, y por lo tanto sus experiencias podría no verse reflejadas con total fidelidad. Un conjunto más variado de encuestados quizás habría producido resultados diferentes.
De forma similar, las personas que llenaron la encuesta en línea pudieron haber sido aquellos cuya relación con sus mascotas es más profunda, y, por ende, son más propensos a resentir si sus mascotas se enferman. Se necesitará más investigación para determinar cómo otros grupos de personas interactúan con sus amigos peludos. Como sea, es la primera vez que alguien se interesa por el síndrome del cuidador en cuestión de mascotas; los estadounidenses están cada vez más obsesionados, ya que el 95 por ciento de dueños de mascotas asegura que son parte de la familia.
Los autores del estudio también piden más investigación sobre cómo el síndrome del cuidador afecta a las personas, y cómo puede reducirse. La veterinaria Katherine Goldberg enfatiza en el estudio que las personas pueden cuidar de sus mascotas enfermas 24 horas al día, sin ayuda profesional, y aún sentir culpa por no poder hacer más. “Me escucho decirle a mis clientes, ‘Eres la instalación asistida con vida’ todos los días”, escribe Goldberg. “En ocasiones verlo de esta manera ayuda a proveer a los clientes una perspectiva del porqué la vida con sus mascotas es tan duro”.
Aliviar la culpa puede recaer en los veterinarios, quienes a su vez cargan con sus propios problemas para comunicarse con los dueños de las mascotas enfermas. Si los dueños están estresados, el trabajo de los veterinarios puede ser más estresante también. Goldberg recomienda más entrenamiento para los veterinarios que proveen cuidado a largo plazo para animales enfermos, y personalizar los tratamientos para satisfacer las necesidades de cada dueño. También sugiere entrenamiento para que los veterinarios reconozcan cuando un cliente está afligido y cómo ofrecer el apoyo de salud mental correcto (para ser canalizados con un especialista; no se pretende que ofrezcan terapias).
Finalmente, la investigación admite que se necesita hacer más para entender mejor el síndrome del cuidador cuando hay mascotas enfermas de por medio. Mostrar que el agobio es real es un avance importante. Pero es sólo el primer paso para cuidar a las personas que dedican su tiempo a cuidar mascotas.
Publicado originalmente en VICE.com