Y, perdón, niños, pero ¡esta belleza es sólo para adultos! Tienes que tener 18 años o más para poder comerlo, e incluso debes firmar un permiso. Los clientes que ordenen el helado deben firmar un documento que libere de responsabilidad a la heladería y en el que se advierte que al consumirlo corres el «riesgo de lesiones personales, enfermedades e incluso la pérdida de la vida».