Y el maroilles no es una excepción. Si bien un queso con ese nombre ha existido en la región desde antes del año 1000, eso no significa que haya sido el mismo queso anaranjado, un tanto pegajoso y apestoso que tenemos actualmente. Dado que las recetas de queso francés quedaron asentadas a partir del siglo XIX, es probable que el maroilles haya adquirido su hedor en ese momento, cuando la clase trabajadora del norte desarrolló un gusto por los quesos fuertes, no solo el maroilles, sino también el vieux boulogne, considerado el queso más oloroso del mundo según investigadores de la Universidad de Oxford. La razón detrás de este gusto por la comida fuerte, según Carantino, quizá tenga que ver con otro producto local: la cerveza.