Para llegar a esa conclusión, los investigadores de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health observaron la función pulmonar de más de 650 personas a lo largo de un periodo de diez años, empezando en 2002. Los participantes (de Alemania, Noruega y Reino Unido) completaron un cuestionario sobre sus hábitos de alimentación y su ingesta nutricional y realizaron un par de pruebas pulmonares: una de ellas para medir cuánto aire podían exhalar en un segundo y la otra para medir su capacidad de inhalación en seis segundos. Durante las pruebas, se tuvieron en cuenta factores como la edad, la altura, el sexo, el índice de masa corporal, el estatus socioeconómico, la actividad física y la ingesta calórica total de los participantes. Pasados diez años, volvieron a repetir el estudio.