Una forma modificada de la toxina botulínica, conocida popularmente como bótox, proporciona alivio contra el dolor crónico sin efectos adversos, de acuerdo a un estudio publicado hoy en la revista especializada Science Translational Medicine.
Los investigadores de la Universidad College de Londres (UCL) deconstruyeron la molécula botulínica y la volvieron a ensamblar con un tipo de opioide, que resultó en un compuesto que silencia las señales de dolor en la médula espinal de ratones.
«Inyectado en la columna vertebral, alivia el dolor crónico, como el causado por el daño a los nervios, y evita los eventos adversos de tolerancia y adicción a menudo asociados con el uso repetido de drogas opioides», explicó el autor principal, Steve Hunt, de la UCL.
Según el investigador, esta nueva mezcla no afecta los músculos como la toxina botulínica utilizada para reducir las arrugas, pero sí bloquea el dolor del nervio durante hasta cuatro meses sin afectar las respuestas normales al dolor.
Hunt consideró que este producto «podría revolucionar la forma en que se trata el dolor crónico» si es trasladado a la clínica, ya que eliminaría la necesidad de la ingesta diaria de opioides.
El dolor crónico de intensidad «moderada a grave» es generalizado y afecta a 7,8 millones de personas en el Reino Unido y al 19 % de los europeos adultos.
Los opiáceos como la morfina y el fentanilo se consideran el mecanismo habitual para el alivio del dolor, pero hay pocas pruebas de que su uso sea eficaz a largo plazo en el tratamiento del dolor crónico.
Esto se debe a que con el tiempo el cuerpo desarrolla una tolerancia al uso repetido de estos medicamentos.
Otro de los puntos en contra al uso de opiáceos es que pueden activar regiones cerebrales que causan adicción. Más de 2 millones de personas en EE.UU., por ejemplo, tienen un trastorno por consumo de opioides.
Para tratar de resolver este problema, el equipo liderado por Hunt desarrolló un sistema molecular que permite la creación de analgésicos de larga duración sin los efectos secundarios de los opioides.
Durante un período de cinco años, usaron 200 ratones para simular las primeras etapas del dolor neuropático e inflamatorio humano y se trataron con una sola inyección de la mezcla, otra modificación de la molécula botulínica o morfina.
Se controló el comportamiento de los ratones para rastrear su respuesta al dolor y se investigaron las ubicaciones y las propiedades de unión de los compuestos botulínicos.
«Nos impresionó ver que una pequeña inyección de la mezcla desarrollada fue suficiente para detener el dolor crónico causado por la inflamación por al menos un mes», sentenció Maria Maiarù, otra de las investigadoras del equipo de la UCL.